Todo ocurrió en 1996 cuando un incendio en Brooklyn, Nueva York, consumía casi por completo un garage abandonado y ahí, en medio de las llamas y el humo, una gatita intentaba salvar a sus crías, poniéndose justo debajo de un techo de madera que había caído.
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Afortunadamente, bomberos controló el siniestro y cuando las llamas estuvieron controladas uno de los héroes se percató de la gatita, a quien ayudó a salir junto con sus crías.
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Enseguida fueron llevados a un centro de atención y los veterinarios que los revisaron se dieron cuenta de que, por las grandes cantidades de humo, la gatita había cerrado los ojos y mantenido a sus crías apretadas, con la intención de que estuvieran a salvo.
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El diagnóstico fue que la felina tenía quemaduras en sus ojos, oídos y cara y por desgracia uno de los gatitos no sobrevivió debido al humo.
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Gracias a los cuidados, las crías con el tiempo se recuperaron, aunque la madre no corrió con la misma suerte, ya que ella necesitaría de cuidados especiales el resto de su vida.
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La clínica North Shore Animal Leggue la llamó Scarlett y la acogió hasta que ella y sus gatitos fueron adoptados.
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Cientos de cartas llegaron y varias personas fueron las que se quedaron al cuidado de los bebés felinos y la madre se quedó con Karen Wellen, una residente de Long Island que por esas fechas había perdido a su gato en un accidente, por lo que había querido adoptar sobre todo a un animalito que requiriera cuidados especiales.
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La relación entre humana-gata fue tan increíble, que la felina envejeció feliz, a pesar de que siempre sufrió de insuficiencia renal, un soplo cardiaco y un linfoma, hasta que falleció el 11 de octubre de 2008.
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“Era la gata más preciosa y cariñosa, y en nuestra casa todo se trataba de Scarlett”, expresó Karen tras su pérdida, sin saber que el adoptar a esa gatita, provocaría que su nombre se popularizara años después en Facebook o Twitter.
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